Hoy es el día del padre en México, y este año también es cumpleaños de mi hermano el mismo día (el día del padre es el tercer domingo de junio, así que no tiene una fecha fija) y fuimos a festejar a un bufet, donde también hay música viva. Pero ese no es el tema, si no que es para hacerle un pequeño homenaje a mi papá.
Cuando era niña, hace ya algunos años, no sabía que me gustaría leer. No estoy muy segura de cómo empezó este gusto por la lectura; tal vez tengan algo que ver los libros de lectura de la primaria, el de segundo, cuarto y quinto año tenían historias muy interesantes, y a veces también algo fantasiosas. Pero al igual que con la música (en aquellos años no tenía ninguna canción o artista favorito, ni siquiera género musical favorito, solo escuchaba lo mismo que todos mis compañeros, y lo mismo que mi mamá) era yo una página en blanco, que no conocía de autores, de género, de formatos, de fecha de publicación.... nada.
Si tuviera que poner un inicio oficial a esto de la lectura, sería en primero de secundaria, donde la maestra de español nos dio a escoger un libro para leerlo y hacer luego un resumen con dibujos. ¿Infantil? Tal vez. Y afortunadamente no eran esos libro difíciles, clásicos, que todos ponen a leer, como el Cid, o Don Quijote, que más que acercar a los niños a la lectura, creo que los ahuyentan.... (solo es mi opinión). En fin, el libro que escogí fue "Veinte mil leguas de viaje submarino". De nuevo, yo no tenía idea de quien era Julio Verne, sólo sabía que era un libro delgado, que sonaba a viaje/aventura. Recuerdo leerlo, y que me gustó mucho. Hice un dibujo del submarino de color amarillo en el fondo del mar, rodeado de animales marinos. Y después de eso, no fue suficiente para mí. Una amiga escogió Momo, y sus papás se lo compraron, por que le gustó. Así que se lo pedí prestado, y lo leí, y ya tenía otro libro más en mi lista de lecturas. Y esta misma amiga, unos dos años después o así, me prestó "Harry Potter y la Orden del Fénix".
Ahora ya estaba más enganchada con la lectura, pero estaba el pequeño problema: los libros cuestan dinero. Dinero que usamos para comida, transporte, útiles escolares, ropa, zapatos, y otras necesidades básicas. Y aquí es donde entra mi papá: efectivamente, no podía comprarme libros. Su lógica era: los lees, y ahí los dejas = gasto innecesario. ¿Pero de qué otra forma lees algo y lo dejas cuando termines, que no gastes? La biblioteca, claro. En mi pueblo/ciudad, no era muy grande. Y en donde él trabajaba, tampoco. Pero sí un poco más. Entonces me traía a casa libros. Eran el mejor regalo (prestado). Leí "El conde de Montecristo", "La mano del muerto", "Los 3 mosqueteros", "20 años después", y sigo siendo fan de Alejandro Dumas. Recuerdo en especial un libro de Artur Conan Doyle, el de Sherlock Holmes obviamente, que tenía "Estudio en Escarlata", "El sabueso de los Baskerville" y otro más, pero en una versión reducida y juvenil, con imágenes (dibujos). Luego en la secundaria también me regalaron libros, no sé por qué, una antología de ciencia ficción, "El almogávar", y otros que si tuve que comprar para las clases de español. En uno de mis cumpleaños, otra amiga me regaló "El hijo del hielo", y aquí sigue conmigo ese libro tamaño enciclopedia. La primera vez que recuerdo comprar un libro para mi, mi papá me llevó a la librería, y me ayudó a escogerlo. Mi maestra de español de segundo y tercero también fue un buen impulso, sobre todo en tercero, cuando vimos la historia de la literatura y tuvimos que hacer una antología con nuestro favorito de cada época.
Después, un amigo suyo le compartió algunos libros en formato electrónico (diría que no lo hagan, que esta mal, pero en gente como yo en aquel entonces, realmente son una gran ayuda, que alguien los compre y te los regale de alguna manera, y tú, persona que lee esto, cuando puedas comprarlo, hazlo). Eran sobre todo clásicos (ahora que lo pienso, probablemente de los libros que ya son gratuitos), y mi papá y yo leíamos el mismo libro, y lo comentábamos. Y luego, la misma amiga que me regaló un libro, me introdujo al mundo de fantasía: ya no solamente Harry Potter, si no "Crónicas de la Dragonlance" y "Leyendas de la Dragonlance". Después descubrí "El nombre del viento" y otros tantos de fantasía, y también mi papá los leía, aunque no fueran de su género favorito. Y también podíamos hablar de ellos mucho tiempo. Después descubrí a Brandon Sanderson, con "Elantris", que hasta la fecha es mi autor favorito. La diferencia es que mi papá ya no lee conmigo. Y si le pregunto algo de algún libro que leímos hace tiempo, tampoco recuerda muchos detalles. Y no está enfermo ni nada. Dice que es la edad. Además, ya no soy una niña, y leo sola la mayor parte del tiempo. Hasta que entré a un club de lectura en noviembre del año pasado, y he entrado en varios en lo que va de este año.
¿Mi papá perdió el gusto por la lectura o nunca lo tuvo realmente y solo me acompañaba? No lo sé. Pero si sé, que sin su apoyo y su ayuda, no sería la fanática lectora de fantasía y otros géneros que soy ahora.
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